martes, 29 de septiembre de 2009

¿AUTOESTIMA? ¿ME QUIERO O NO ME QUIERO?

Quién no ha oído hablar sobre la autoestima, quién no ha oído decir, “ese niño no tiene autoestima”, “no hagas eso que puede dañar la autoestima de tu hijo”, “¡autoestímate!” etc. Al oír esto nos puede venir a la mente algunas preguntas como ¿tengo autoestima? ¿Qué tanta? ¿Es realmente importante tenerla? ¿Qué puedo hacer para tener más? ¿Dónde la venden?


En general podríamos definir la autoestima como la valoración que cada uno hace de sí mismo, ¿qué tanto me quiero? Desde aquí ya el estudio de la autoestima se complica en su propia definición ¿Qué es quererse? ¿Cómo demuestro que me quiero? ¿Cómo me doy cuenta que alguien se quiere o no? Un criterio común es la conservación de la vida y cuidado del propio cuerpo, por otro lado, podemos hablar de la búsqueda del placer y huida al dolor, ya que estos criterios parten de la biología y puede decirse que son universales a la especie humana.

Sin embargo, a nivel psicológico la situación se complica al ver la gran variedad de formas que las personas encuentran para conservar su vida, obtener placer y evitar el dolor, de ahí que ponernos de acuerdo en qué es tener autoestima o en qué medida la tenemos se torna complejo. Un masoquista se hace daño físico o psicológico y al mismo tiempo obtiene placer al hacerlo, atletas soportan fuertes rutinas de esfuerzo físico que le generan dolor, lo que paradójicamente a largo plazo les “eleva la autoestima”, tan sólo por nombrar algunas supuestas incongruencias que suelen ser comunes.

Por otro lado, al hablar de alta autoestima nos podemos estar refiriendo a una persona con aprecio desmedido hacia sí mismo, alguien que se idolatra a sí mismo, es decir un ególatra, incluso aunque este aprecio no sea realista, que no le permita ver sus defectos o por el contrario los vea como virtudes. Así, como el sentirse superior a los demás y poner sus intereses personales muy por delante a los de los otros. Desde este punto de vista, ¿es sano tener alta autoestima?

Contrariamente, una persona que quiere superar sus defectos, para lo cual en primer lugar tiene que ser consciente de estos, saber cuáles son, pudiera ser considerado con baja autoestima si “objetivamente” tiene una serie considerable de defectos sobre los cuales sustentar sus apreciaciones y en esta búsqueda de superación divulga sus defectos buscando ayuda. ¿Esta sinceridad y deseo de superación constituye un factor de baja autoestima?

Todas están interrogantes nos llevan a considerar la autoestima como un concepto aún incompleto y con mucho por afinar, sin embargo en aras de brindar una respuesta podemos afirmar que lo que define a una persona con una “autoestima adecuada” sería el tener una actitud positiva hacia sí mismo la cual está basada en juicios realistas y un deseo de superación por lo menos ecuánime. Una persona que es consciente de sus defectos, los acepta y busca superarlos la mayor parte de las veces, muestra un equilibrio maduro entre la importancia que se da a sí mismo y a los demás, quien ante situaciones negativas puede mantener este aprecio equilibrado hacia sí mismo de forma más o menos estable.

En el siguiente post con las restricciones del caso mencionadas anteriormente daré, de forma general, algunos consejos para el fortalecimiento de una autoestima adecuada.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantaria superar mis complejos

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