jueves, 8 de octubre de 2009

FORTALECIMIENTO DE LA AUTOESTIMA

Como continuación del post anterior donde definimos a una persona con una autoestima adecuada como la que tiene una actitud positiva hacia sí mismo basada en juicios realistas, deseo de superación ecuánime, es consciente de sus defectos, los acepta y busca superarlos, muestra un equilibrio maduro entre la importancia que se da a sí mismo y a los demás, ante situaciones negativas puede mantener este aprecio equilibrado hacia sí mismo de forma más o menos estable, daremos sugerencias para su fortalecimiento.
Ahora bien como prólogo muy brevemente resumiré como se va formando la autoestima. Desde niños los mensajes, actitudes y acciones que los demás mandan sobre nosotros, quienes son nuestros primeros y únicos referentes de nuestro valor, van condicionando nuestro concepto de nosotros mismos, si nos dicen que somos malos, feos, tontos, a la larga esa idea se va quedando en nosotros y empezamos a actuar en función a esta idea. Ahora, a partir de la adolescencia pudiendo hacer uso del razonamiento está en manos de cada uno el mejorar nuestra autoestima y salir del círculo vicioso y auto derrotista de "de niño nadie me quiso por eso soy así". Toda persona adulta puede hacer algo respecto a mejorar su situación, tiene los recursos necesarios para esto, sino no habría llegado vivo a esta etapa.

A continuación daré algunas sugerencias generales para el fortalecimiento de la autoestima tal y como la entendemos:
Cuidar nuestro cuerpo, nuestra salud física y psicológica es primordial, la forma más básica de demostrar la autoestima es respetar nuestra naturaleza y organismo, acariciarnos física y mentalmente, ser consciente de que nuestro cuerpo merece ser querido, apreciado y respetado.
Existe lo que llámanos "atención selectiva a lo negativo", es decir cuando tan sólo estamos atentos a nuestros defectos y a lo malo que nos pasa, porque el mismo estado de ánimo o costumbre nos predisponen a verlo así. Identifiquemos esto, si es que se da en nosotros, hagamos un análisis lo más objetivo posible de nosotros mismos, si es posible con ayuda de los demás, encuestemos a nuestros amigos y familia: que de malo ves en mí y que de bueno ves... es un buen método y aprendamos a prestar más atención también a lo positivo.
Luego de este análisis el siguiente paso es la autoaceptación. En primer lugar, aceptarse a uno tal y como es, con sus defectos y virtudes, con todo, todo el paquete viene incluido, todo eso no desmerece nuestro valor, al menos el valor que nosotros mismos nos asignamos que vendría a ser en este caso lo más importante.
Hay una máxima muy mentada en todo la psicología de autoayuda la cual dice que para que te quieran tienes que quererte primero a ti mismo, sin embargo, falta acotar que para que una persona se quiera también es necesario que alguien le demuestre que vale, es decir que le den afecto para que pueda darlo ya que “nadie puede dar lo que no tiene”, y así ir formando un círculo virtuoso de autoestima.
De lo anterior, básico para que nos demuestren afecto es dar afecto... el reforzar a los demás aumenta las probabilidades de ser reforzado, es decir mientras más afecto brindes más afecto recibirás.
Aceptémoslo no a todos les vamos a caer bien. Siempre habrán personas que hablen mal de nosotros, que nos tengan en baja estima, sea cual sea el motivo, esté justificado o no, eso es lo de menos, lo importante es entender que existiendo tal variedad de formas de pensar siempre habrá personas que potencialmente nos pueden "bajar la autoestima" así que despreocupémonos.
Tome conciencia que usted está por encima de su circunstancia, el mantener un concepto más o menos estable de nosotros es esencial para una autoestima adecuada, así pase lo que nos pase seguiremos asumiéndonos de la misma forma y las cosas negativas que nos pasen más que hacernos sentir inferiores nos ayudarán a aprender y mejorar.
El post me quedó pequeño, en otro momento continuaré con más sugerencias y si alguno de ustedes tiene algunas hágamelas saber. Gracias de antemano.

martes, 29 de septiembre de 2009

¿AUTOESTIMA? ¿ME QUIERO O NO ME QUIERO?

Quién no ha oído hablar sobre la autoestima, quién no ha oído decir, “ese niño no tiene autoestima”, “no hagas eso que puede dañar la autoestima de tu hijo”, “¡autoestímate!” etc. Al oír esto nos puede venir a la mente algunas preguntas como ¿tengo autoestima? ¿Qué tanta? ¿Es realmente importante tenerla? ¿Qué puedo hacer para tener más? ¿Dónde la venden?


En general podríamos definir la autoestima como la valoración que cada uno hace de sí mismo, ¿qué tanto me quiero? Desde aquí ya el estudio de la autoestima se complica en su propia definición ¿Qué es quererse? ¿Cómo demuestro que me quiero? ¿Cómo me doy cuenta que alguien se quiere o no? Un criterio común es la conservación de la vida y cuidado del propio cuerpo, por otro lado, podemos hablar de la búsqueda del placer y huida al dolor, ya que estos criterios parten de la biología y puede decirse que son universales a la especie humana.

Sin embargo, a nivel psicológico la situación se complica al ver la gran variedad de formas que las personas encuentran para conservar su vida, obtener placer y evitar el dolor, de ahí que ponernos de acuerdo en qué es tener autoestima o en qué medida la tenemos se torna complejo. Un masoquista se hace daño físico o psicológico y al mismo tiempo obtiene placer al hacerlo, atletas soportan fuertes rutinas de esfuerzo físico que le generan dolor, lo que paradójicamente a largo plazo les “eleva la autoestima”, tan sólo por nombrar algunas supuestas incongruencias que suelen ser comunes.

Por otro lado, al hablar de alta autoestima nos podemos estar refiriendo a una persona con aprecio desmedido hacia sí mismo, alguien que se idolatra a sí mismo, es decir un ególatra, incluso aunque este aprecio no sea realista, que no le permita ver sus defectos o por el contrario los vea como virtudes. Así, como el sentirse superior a los demás y poner sus intereses personales muy por delante a los de los otros. Desde este punto de vista, ¿es sano tener alta autoestima?

Contrariamente, una persona que quiere superar sus defectos, para lo cual en primer lugar tiene que ser consciente de estos, saber cuáles son, pudiera ser considerado con baja autoestima si “objetivamente” tiene una serie considerable de defectos sobre los cuales sustentar sus apreciaciones y en esta búsqueda de superación divulga sus defectos buscando ayuda. ¿Esta sinceridad y deseo de superación constituye un factor de baja autoestima?

Todas están interrogantes nos llevan a considerar la autoestima como un concepto aún incompleto y con mucho por afinar, sin embargo en aras de brindar una respuesta podemos afirmar que lo que define a una persona con una “autoestima adecuada” sería el tener una actitud positiva hacia sí mismo la cual está basada en juicios realistas y un deseo de superación por lo menos ecuánime. Una persona que es consciente de sus defectos, los acepta y busca superarlos la mayor parte de las veces, muestra un equilibrio maduro entre la importancia que se da a sí mismo y a los demás, quien ante situaciones negativas puede mantener este aprecio equilibrado hacia sí mismo de forma más o menos estable.

En el siguiente post con las restricciones del caso mencionadas anteriormente daré, de forma general, algunos consejos para el fortalecimiento de una autoestima adecuada.

viernes, 4 de septiembre de 2009

LIBROS DE AUTOAYUDA: LO REAL DEL CAMBIO (segunda parte)

Como continuación del post anterior daré algunas precisiones para que usted señor o señora que se ha sentido estafado por alguno de los llamados libros de autoayuda, que le prometió la felicidad eterna o el éxito en botella y no la halló, pueda ahora sacarle un real provecho a su lectura o con más razón si aún no ha leído ninguno tenga expectativas más realistas cuando lo haga:

Como bien dicen y redicen innumerables veces en estos libros, el cambio parte de uno mismo… (no del libro), aunque pueda sonar a poner el parche antes de que salga la herida, es bastante cierto y bastaría el sentido común para entenderlo. Es iluso pensar que en unas cuantas páginas escritas por cualquier mortal se encuentre una especie del “biblia del éxito” o “Corán para una vida provechosa”.
La motivación no es siquiera el primer paso, el primer es el hacer, la motivación vendría a ser tan sólo un pre-requisito, una condición necesaria pero no suficiente para cualquier cambio, sino se aplica lo que se dice en el libro, no llega a ser más que un buen libro para alegrarnos el día.
En psicología no existen recetas, los libros de autoayuda son tan sólo guías, nos pueden dar ciertos principios que nos orienten, no contemplan todas las situaciones posibles, así que por lo mismo no deben ser tomados al pie de la letra, de tomarlos así tengan por seguro que lo que sigue a continuación es la frustración.
Hay un principio del aprendizaje que dice que cualquier cambio brusco y radical no suele ser durar mucho. Algo que los libros de autoayuda no nos pueden dar es perseverancia: el hábito. El lograr un cambio significa romper antiguos patrones de conducta o pensamiento y “habituarnos” a otros diferentes y no existe ninguna otra manera, fórmula mágica, sesión de hipnosis o fármaco de última generación que pueda vendernos “hábito”, la única forma de formar un hábito, por definición, es repitiéndolo una y otra vez, todo lo demás, está demostrado innumerables veces, sólo nos llenará de falsas esperanzas a largo plazo.
Hacer evidente lo obvio, es para mí tal vez una de los mejores aportes de estos libros, siempre encontrarán frases al estilo de “ponga manos a la obra” (obvio que tan sólo pensando no lograremos cambios), “si quiere mejorar la relación con su esposa, converse con ella” (no creo que exista una forma más común de relacionarse con alguien) o “si quiere ascender en su trabajo, esfuércese y sea creativo” (la verdad no conozco otra manera, al menos otra manera lícita), etc. Sin embargo muchas personas necesitamos de vez en cuando que alguien nos muestre que las cosas no son tan complicadas como nos parece y que pasos sencillos y obvios muchas veces bastan. Luego ya después de darnos cuenta de esto, con una visión despejada y realista podremos tomar mejores decisiones.
Sin llegar a generalizar, el público que mayormente lee estos libros de autoayuda son… oh sorpresa… personas que requieren ayuda, personas que han intentado anteriormente algún cambio en sus vidas y no han podido deshabituarse, ésta es una condición o característica personal previa a la lectura de cualquier libro, y si después de leerlo siguen manteniendo el mismo patrón, no veo porque echarle la responsabilidad al libro por algo que ya parte más de uno mismo, es como llover sobre mojado y echarle la culpa a la lluvia. Estoy seguro que las personas activas y con flexibilidad al cambio encontrarían muchos de estos libros redundantes y aburridos y aprovecharían mejor su tiempo haciendo algo respecto a sus dificultades que leyendo un libro.
Como verán mucho de lo dicho se resume en que deberíamos de entender y asumir al libro y lo que nos pueda decir tan sólo como una herramienta para el cambio y no como poseedor de todas las respuestas. Y ¿cuáles son las experiencias que ha tenido usted con estos libros de autoayuda?

LIBROS DE AUTOAYUDA: LO REAL DEL CAMBIO (primera parte)

Muchos en algún momento hemos leído alguno de los llamados libros de autoayuda, “Como ganar amigos e influir sobre ellos”, “Quiérase a sí mismo”, “Logré todo lo que se proponga”, entre muchos otros títulos sugestivos y en ocasiones hasta cómicos. Toda esta corriente ha sido denominada “psicología de autoayuda” cuyo objetivo vendría a ser el que las personas tengan cambios significativos en alguna o muchas áreas de su vida, como persona, con la familia, amigos, en el trabajo, o si somos un poco más pretenciosos en todas las anteriores.

Como en todo, hay que separar el trigo de la paja y valgan verdades si de calidades hablamos podemos encontrar desde los llamados “engaña muchachos” hasta estudios bastante elaborados y sustentados.
Por lo general después de leer un libro de autoayuda uno se siente con ganas de hacer cosas, con una visión amplia y optimista, siente que puede lograr muchas cosas, en una sola palabra: motivado.
Sin embargo, al cabo de poco tiempo toda esta motivación recae, se va desvaneciendo y regresamos a nuestra antigua actitud, forma de ver la vida y lo que consideramos nuestros problemas, ante tal frustración una respuesta común es maldecir el bendito libro y a toda la corriente de autoayuda o más dañino aún, maldecirnos a nosotros mismos.
Este efecto inicial bien puede compararse con lo que llamamos “placebo”, un ejemplo sencillo para entenderlo: placebo vendría a ser esa pastillita de azúcar (sin componentes farmacéuticos) que nos dan para “curarnos” de alguna enfermedad o malestar y mediante autosugestión, en realidad logramos mejorar mucho o en ocasiones hasta “curarnos”, pero bueno de ese tema trataremos en otro momento con más amplitud. Como bien decía ese efecto cuasi-mágico de potente motivación es realmente un placebo sin bases reales y sólidas que puedan sostener un cambio a largo plazo.
Sin embargo lo anterior no desmerece el aporte que puedan darnos estos libros. A continuación en el siguiente post daré algunas precisiones para que usted señor o señora que se ha sentido estafado por alguno de estos libros que le prometió la felicidad eterna o el éxito en botella y no la halló, pueda ahora sacarle un real provecho a su lectura o con más razón si aún no ha leído ninguno tenga expectativas más realistas cuando lo haga.

LO EFECTIVO DE LA PSICOTERAPIA: ¿SIRVE IR AL PSICÓLOGO?

Alfredo lleva un mes asistiendo al psicólogo. En un principio se sintió bastante aliviado por poder contar sus problemas abiertamente, sin embargo luego de un par de sesiones le pareció que no tenía más a donde avanzar, que todo se volvía repetitivo y se daban vueltas sobre los mismos temas. Al llegar la quinta sesión decidió dejar de asistir, a pesar de que le estaba agradecido por la ayuda que se le había brindado de forma muy amigable, pensaba que el psicólogo ya no podía ayudarlo más.
Algunos podrán preguntarse en este punto, y bien, ¿qué diferencia puede haber entre un psicólogo y un buen amigo que me escucha atentamente y me da buenos consejos o un profesor amigo-confidente muy carismático, el cual inspira confianza en sus alumnos?

Para empezar, en general las personas que acuden a psicoterapia mejoran más que los que no asisten… ¿A qué se debe? ¿Qué tiene (o mejor dicho que debería de tener) el psicólogo que lo diferencia del buen amigo o profesor?
Estas son preguntas que pueden tener muchas respuestas igual de buenas, sin embargo sólo hablaremos de algunas de forma muy general, para que usted no pase por la misma experiencia de Alfredo. Tenga en cuenta lo que se dice a continuación para que no sienta que se le está dando gato por liebre o termine por desconfiar de la ciencia psicológica como suele suceder.
Por principio un psicólogo “promedio” debe de tener mínimas habilidades de comunicación y empatía, es decir, hacerse entender, ser carismático y saber caerle bien a los demás, esto es necesario pero no suficiente, no es lo único que se necesita, entre algunas cuestiones importantes a considerar en el proceso de psicoterapia y que son importantes a la hora de evaluar el trabajo que el psicólogo está teniendo con nosotros, podemos mencionar:

Las expectativas que el paciente, cliente, orientado, consultante (utilicen el nombre que más les guste) trae consigo. Estas expectativas son una herramienta fundamental que debe saber ser utilizada por el psicólogo para beneficio del paciente. Qué tan predispuesto se encuentra para ser “ayudado”, qué tanta fe puede tenerle al psicólogo, en este punto juegan también con qué tipo de profesional uno se siente más a gusto, un profesional de renombre, famoso, no tan joven que de la apariencia de ser un novato, que cobre mucho o poco por consulta e incluso hasta el atractivo físico pueden influir. Sin duda el saber crear una expectativa adecuada, ni muy elevada ni muy poca, hará más llevadero el proceso y existirán mayores probabilidades de éxito.
No todos los pacientes son iguales, la psicología no trabaja con recetas, no a todos les hace bien exactamente lo mismo. Existen ciertas características genéticas o congénitas, biológicas que vuelven a cada paciente más o menos resistente al cambio, en este punto es sano y oportuno EVALUAR cuales son los cambios realistas a los que uno puede aspirar o qué tipo de apoyo farmacológico es oportuno, sin llegar al pesimismo pero al mismo tiempo sin alimentar falsas esperanzas que pueden llevarnos a largos, costosos e ineficaces procesos. La sinceridad ante todo.
Tener claras las cosas desde un principio. Establecer lo que los psicólogos llamamos “contrato psicoterapéutico” que no es más que las “reglas” que seguiremos como terapeuta y paciente, costos, horarios, justificaciones de faltas, etc. Y mucho más importante plantear entre los dos, terapeuta y paciente, los objetivos de la terapia, saber hacia dónde vamos, qué queremos lograr y cuando sabremos que la terapia está teniendo éxito.
Los conocimientos acerca de la conducta humana. El psicólogo estudia no menos de cinco años sin tomar en cuenta los años de especialidad, por lo tanto “algo debe de saber”, ahora si bien es cierto que cada paciente es diferente de otro, las personas en general comparten ciertas reacciones a determinadas cosas, situaciones, etc. Por ejemplo, se sabe que la actividad física por lo general ayuda a combatir la depresión, sin embargo esto no funciona en la misma medida para todos los pacientes, además que no es lo único que funciona, puede requerirse además apoyo farmacológico, soporte familiar o social dependiendo del caso, o una combinación oportuna de las anteriores.
El apoyo tecnológico. Es decir el uso de técnicas de trabajo psicoterapéutico debidamente validadas, es decir que se haya demostrado científicamente y de forma consistente que pueden generar cambios en nuestros pensamientos, sentimientos o conductas. En este punto, existen tantas técnicas para cada enfoque psicológico que sería interminable el mencionarlas, sin embargo lo importante es como bien se dice “que sirvan”.
Por último, y lo más importante, el saber aplicar todo lo antes mencionado de forma adecuada creativa y única para cada caso particular, en este punto juega bastante la experiencia y el criterio de cada profesional.
Bien, para usted amigo que está asistiendo o piensa asistir a un psicólogo, si ve que el profesional cumple mínimamente con la mayoría de las cuestiones que hemos mencionado, le puedo asegurar que está en buenas manos, pero si siente que su psicólogo no pasa de ser tan sólo alguien “buena gente” que lo escucha, comprende y aconseja considere cambiar de psicólogo o bien buscar a un buen amigo que haría casi lo mismo por usted pero… no le cobraría.
Y para los que son psicólogos o están involucrados en alguna profesión de ayuda, como bien dije sólo he mencionado algunas de las cuestiones a considerar ¿qué otras habilidades, requisitos, recursos, etc. aparte de las mencionadas crean que deba tener un psicólogo?

lunes, 5 de noviembre de 2007

FETICHE

Amor de todos los amores es aquel el que presume,
Entre hilos de candor y malicia del deseo,
Ser un híbrido extraño sentimiento sublimado,
Ser dos cosas a la vez sin llegar a ser pensado.
Amor maldito, amor sereno, el que escupe y luego besa,
Que entre mieles de palabras deleita a los profanos,
Que se muere y se suicida cada vez que toca el alma,
Que gran llora su desdicha entre sombras de mansalva.
Amor de idiotas y de zombis, ovejas al matadero,
Amor del cuchillo, la depresión y sin remedio,
De la noche, ojos rojos, labios negros, fantasía,
Enamorados del sufrir o de una persona fría.
Amor callado de los débiles andróginos serenos,
Del que escupe en la cara y te besa en los pies,
De la paz esta en el llanto, en lo feo y decadente,
Del cobarde ante la vida y valiente ante la muerte.
Amor dices que es amor lo que explicas y sin creerlo,
Me retumba en los oídos esta farsa, ese fetiche,
No es amor lo que tu llamas es la moda de tu época,
Las pastillas, depresión, el cuchillo y lo negro,
El abismo, el corazón, la muerte y hojas secas,
Un ensayo de terror a la postre de un poema,
Escarbando en el amor lo que no encuentras en tu esencia.

martes, 23 de octubre de 2007

Como verás querido amigo,
Mis zapatos enlodados
Y si ves con más detalle,
Ya mis manos están cuarteadas
Que le hace a un buen hombre
Ser de estirpe labradora
Dulce pan, dulce sudor.
En tus ojos hoy muy niños
Se refleja mi color
De la carne afanosa,
Que armoniza con el sol.
Si respiras hoy mi aire
Te lo ofrezco con placer
Pero no repitas que es mío
Es el del río y de anden,
De los tiempos ancestrales,

De la lluvia y del ayer.